martes, 15 de diciembre de 2015

LOS PASTORES DE BELÉN

Los pastores de Belén



Los pastores de Belén no eran poderosos dueños de grandes rebaños, sino empleados que guardan las ovejas de otros. El suyo es lo que se suele llamar un trabajo humilde. Como si todos los trabajos no debiesen tener esa característica. Pero cuando la sociedad avanza en desarrollo los trabajos más duros se dejan para los que no tienen medios económicos. Debían ser toscos, nada refinados, vestidos con pellizas, armados con cayados, vigilantes algo desconfiados.


Estos fueron los primeros en enterarse del nacimiento del Dios hecho hombre, los primeros en ver a Dios
Podían haber sido otros los primeros testigos del Nacimiento, pero como no había lugar para María y José en todo Belén nadie les hacía compañía. Los habitantes de Belén aquella noche fueron egoístas y se perdieron el gran espectáculo.El egoísmo tiene estas cosas. Los pastores, en cambio, contemplan todo un fastuoso despliegue (los Magos de Oriente sólo tuvieron derecho a una estrella) ellos tuvieron prioridad absoluta.

Los demás no vieron a los ángeles

Los demás no vieron a los ángeles porque no supieron mirar con misericordia a la madre encinta y al marido inquieto. Es duro cerrar las puertas a un matrimonio joven cuando piden guarecerse, más aún cuando la mujer está a punto de dar a luz. Quizá en los pensamientos de aquellos que abrían las puertas estaba claras las incomodidades de ayudar al posible y previsible alumbramiento, y no querrían pasar por ellas. Con una frase que se usa demasiado pensarían: ¡es su problema!, ¡que lo hubiesen previsto!, o ¡que se 

preocupen otros!. Cualquier excusa vale cuando el egoísmo es más fuerte que el amor y la caridad. Pero Dios escribe derecho con renglones torcidos. El establo de Belén se convierte en una cátedra de humildad, de pobreza santa, de amor y comprensión y la gloria del cielo se abre para los humildes que creen dentro de su tosquedad.


Pero Dios no quería que quedase sin anuncio el nacimiento del Mesías y de su divinidad. Para ello utilizará dos vías para darlo a conocer a los hombres: los pastores de Belén y los magos de Oriente

  Había unos pastores por aquellos contornos

Meditemos más despacio sobre el papel de los pastores en el nacimiento del Hijo de Dios:
 Había unos pastores por aquellos contornos que dormían al raso y vigilaban por turno su rebaño durante la noche. De improviso un ángel del Señor se les presentó y la gloria del Señor los rodeó de luz y se llenaron de gran temor.

Gloria a Dios en las alturas

Luego que los ángeles se apartaron de ellos hacia el cielo, los pastores se decían unos a otros: vayamos hasta Belén, y veamos este hecho que acaba de suceder y que el Señor nos ha manifestado. Y vinieron presurosos, y encontraron a María y a José y al niño reclinado en el pesebre. Al verlo, reconocieron las cosas que les habían sido anunciadas acerca de este niño. Y todos los que escucharon se maravillaron de cuanto los pastores les habían dicho. María guardaba estas cosas ponderándolas en su corazón.

 Hallaron a María y a José, y al niño 


Sucedió que cuando los ángeles se 

fueron de ellos al

 cielo, los pastores se dijeron unos a

 otros: Pasemos,

pues, hasta 

Belén, y 

veamos esto

 que ha

 sucedido, y

 que el Señor

 nos ha 

manifestado.

 Vinieron, 

pues,

apresuradamente, y hallaron a María y

 a José, y al

 niño acostado en el pesebre. Y al verlo,

 dieron a

 conocer lo 

que se les

había dicho

 acerca del

 niño. Y

 todos los que oyeron, se maravillaron

 de lo que los

pastores les decían. Pero María 

guardaba todas  estas 

cosas, meditándolas en su corazón. Y

volvieron los

 pastores glorificando y alabando a

Dios por todas

 las cosas que habían oído y visto, como

se les había

 dicho.


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