La ciudad de Belén
La ciudad de belén
se sitúa sobre dos colinas rocosas a unos 800 metros sobre el nivel del mar, al lado del desierto de Judea, y a 8km. al sur de Jerusalén. Su nombre hebreo significa “la casa del pan”.
BELÉN
En la Biblia, la ciudad se llama Belén de Judá, para distinguirla de otra ciudad de la tribu de Zabulón.
La cisterna dentro de la Basílica de la Natividad es el tradicional lugar del “pozo de David” y allí los cristianos pusieron una fuente bautismal.
Roboam, nieto de David gobierna entre el 928 y 911 a.C. y construye sistemas de defensa en Belén pero dos siglos más tarde ya la ciudad es devastada.
El profeta Miqueas anuncia la promesa de Dios para Belén hablando de la destrucción de Samaria, la deportación de sus habitantes y de la invasión de Judea por parte de Senaquerib:
Mas tú, Belén Efratá,
aunque eres la menor entre las familias de Judá,
de ti me ha de salir
aquel que ha de dominar en Israel,
y cuyos orígenes son de antigüedad,
desde los días de antaño.
NACIMIENTO DE JESÚS
El nacimiento de Jesús es relatado en la Biblia. Se produjo allí porque al ser José de la tribu mesiánica del rey David -también nacido en Belén-, debía empadronarse allí censo fiscal según las órdenes de los conquistadores romanos.
Se supone que Jesús nació hacia el año 6 o 7 a.C en una de las tantas cuevas donde se guardaban animales.
Los primeros en llegar fueron los Reyes Magos llegados de Oriente y más adelante, desde el Siglo IV, llegaron los cristianos.
Pero en el año 135, tras el fracaso de una revolución judía contra los romanos, el emperador Adriano construyó sobre la gruta un templo y un bosque sagrados, dedicados al dios pagano Adonis.
Santa Elena, madre del emperador Constantino (272-337) quien legalizó el cristianismo en el Imperio Romano, buscó las huellas de Jesús en Tierra Santa y ordenó levantar los primeros lugares de culto en el Santo Sepulcro y la Basílica de la Natividad.
En el sitio donde se había producido el nacimiento de Jesús, Santa Elena construyó una pequeña iglesia, en la que décadas después San Jerónimo tradujo la Biblia del griego al latín, conocida como “La Vulgata”.
El lugar estaba cubierto de árboles según San Cirilo de Jerusalén en el año 348 y San Jerónimo escribía, en el 395:
“Belén, que es ahora nuestra,… estuvo bajo la sombra de un bosque de Tammuz; es decir, de Adonis, y en la cueva donde en otro tiempo se oyeron los primeros gemidos de Dios, se lloraba al querido de Venus”.
Anteriormente, Orígenes había dicho: “
En Belén, se muestra la cueva en que nació Jesús y, dentro de la cueva, el pesebre en el que fue reclinado, siendo de todos conocido, incluso las gentes ajenas a la fe; en esta cueva- se dice- nació aquel Jesús a quien admiran y adoran los cristianos”.
LAS VICISITUDES
La pequeña iglesia fue saqueada y destruida por los samaritanos, un pueblo helenizado de origen israelita que se rebeló contra los romanos en el año 529.
La actual estructura de la Basílica de la Natividad data del periodo de Justiniano en el siglo VI, y parece que sólo el techo ha sido reconstruido.
Tierra Santa fue objeto nuevamente de una invasión, esta vez de los persas en el año 614, que no la destruyeron porque vieron en ella imágenes de los Reyes Magos con atuendos típicos de su país.
También se salvó de la invasión musulmana en el año 647, porque ven en Jesús a un profeta y a María la santa que le concibió.
La Basílica no volvería a sus días de máxima grandeza hasta las cruzadas, entre los siglos XI y XII, al convertirse en el lugar preferido por los monarcas de los reinos cruzados de Jerusalén cuando eran ungidos en el trono.
En el año 1099, Tancredo fue enviado por Godofredo de Bouillón para proteger la ciudad de los ataques musulmanes.
Un año más tarde, en la noche de Navidad del 1100, fue coronado en la basílica como rey de Jerusalén Balduino I.
Los cruzados restauraron la basílica entre los años 1165-1169, sustituyendo el mosaico del pavimento por un enlosado de mármol blanco, que después fue saqueado por los turcos en el siglo XVI para colocarlo en el pavimento de una de sus mezquitas.
El año 1347 concedieron a los franciscanos la gestión de la Gruta del Nacimiento y el mantenimiento de la basílica, derecho que más tarde también adquirieron los ortodoxos griegos (1645-1669); a lo que se sumaron entre 1810 y 1829 los armenios ortodoxos; por lo tanto la propiedad se dividió entre tres comunidades: la griega ortodoxa, la armenia y la latina, mientras que los derechos y privilegios sobre la Natividad están definidos por el Acuerdo de Statu Quo de los Santos Lugares de 1852.
Un acuerdo dos años más tarde causaría una disputa entre Francia y Rusia por el control de la Basílica -regida por entonces por los grecoortodoxos- y la estrella de oro que marca el nacimiento de Jesús.
Presionado por Napoleón III, el Sultán Abdul Mejid I había retirado el control de la Basílica a la Iglesia Grecoortodoxa, cediéndosela a la Iglesia Católica y nombrando a Francia “protectora soberana de Tierra Santa”.
Dos acuerdos internacionales posteriores, el de Berlín en 1878 y de París en 1888, regularon el control de los lugares santos y por ello en la misa de Nochebuena en Belén participan los cónsules generales de España, Italia, Bélgica y Francia, custodios de Tierra Santa.
LA BASÍLICA DE LA NATIVIDAD
NACIMIENTO DE JESÚS
El nacimiento de Jesús es relatado en la Biblia. Se produjo allí porque al ser José de la tribu mesiánica del rey David -también nacido en Belén-, debía empadronarse allí censo fiscal según las órdenes de los conquistadores romanos.
Se supone que Jesús nació hacia el año 6 o 7 a.C en una de las tantas cuevas donde se guardaban animales.
La pequeña ciudad de Belén – hoy básicamente musulmana – ha sido lugar de peregrinaje.
Los primeros en llegar fueron los Reyes Magos llegados de Oriente y más adelante, desde el Siglo IV, llegaron los cristianos.
Pero en el año 135, tras el fracaso de una revolución judía contra los romanos, el emperador Adriano construyó sobre la gruta un templo y un bosque sagrados, dedicados al dios pagano Adonis.
Santa Elena, madre del emperador Constantino (272-337) quien legalizó el cristianismo en el Imperio Romano, buscó las huellas de Jesús en Tierra Santa y ordenó levantar los primeros lugares de culto en el Santo Sepulcro y la Basílica de la Natividad.
En el sitio donde se había producido el nacimiento de Jesús, Santa Elena construyó una pequeña iglesia, en la que décadas después San Jerónimo tradujo la Biblia del griego al latín, conocida como “La Vulgata”.
El lugar estaba cubierto de árboles según San Cirilo de Jerusalén en el año 348 y San Jerónimo escribía, en el 395:
“Belén, que es ahora nuestra,… estuvo bajo la sombra de un bosque de Tammuz; es decir, de Adonis, y en la cueva donde en otro tiempo se oyeron los primeros gemidos de Dios, se lloraba al querido de Venus”.
Anteriormente, Orígenes había dicho: “
En Belén, se muestra la cueva en que nació Jesús y, dentro de la cueva, el pesebre en el que fue reclinado, siendo de todos conocido, incluso las gentes ajenas a la fe; en esta cueva- se dice- nació aquel Jesús a quien admiran y adoran los cristianos”.
LAS VICISITUDES
La pequeña iglesia fue saqueada y destruida por los samaritanos, un pueblo helenizado de origen israelita que se rebeló contra los romanos en el año 529.
La actual estructura de la Basílica de la Natividad data del periodo de Justiniano en el siglo VI, y parece que sólo el techo ha sido reconstruido.
Tierra Santa fue objeto nuevamente de una invasión, esta vez de los persas en el año 614, que no la destruyeron porque vieron en ella imágenes de los Reyes Magos con atuendos típicos de su país.
También se salvó de la invasión musulmana en el año 647, porque ven en Jesús a un profeta y a María la santa que le concibió.
La Basílica no volvería a sus días de máxima grandeza hasta las cruzadas, entre los siglos XI y XII, al convertirse en el lugar preferido por los monarcas de los reinos cruzados de Jerusalén cuando eran ungidos en el trono.
En el año 1099, Tancredo fue enviado por Godofredo de Bouillón para proteger la ciudad de los ataques musulmanes.
Un año más tarde, en la noche de Navidad del 1100, fue coronado en la basílica como rey de Jerusalén Balduino I.
Los cruzados restauraron la basílica entre los años 1165-1169, sustituyendo el mosaico del pavimento por un enlosado de mármol blanco, que después fue saqueado por los turcos en el siglo XVI para colocarlo en el pavimento de una de sus mezquitas.
El año 1347 concedieron a los franciscanos la gestión de la Gruta del Nacimiento y el mantenimiento de la basílica, derecho que más tarde también adquirieron los ortodoxos griegos (1645-1669); a lo que se sumaron entre 1810 y 1829 los armenios ortodoxos; por lo tanto la propiedad se dividió entre tres comunidades: la griega ortodoxa, la armenia y la latina, mientras que los derechos y privilegios sobre la Natividad están definidos por el Acuerdo de Statu Quo de los Santos Lugares de 1852.
Un acuerdo dos años más tarde causaría una disputa entre Francia y Rusia por el control de la Basílica -regida por entonces por los grecoortodoxos- y la estrella de oro que marca el nacimiento de Jesús.
Presionado por Napoleón III, el Sultán Abdul Mejid I había retirado el control de la Basílica a la Iglesia Grecoortodoxa, cediéndosela a la Iglesia Católica y nombrando a Francia “protectora soberana de Tierra Santa”.
Dos acuerdos internacionales posteriores, el de Berlín en 1878 y de París en 1888, regularon el control de los lugares santos y por ello en la misa de Nochebuena en Belén participan los cónsules generales de España, Italia, Bélgica y Francia, custodios de Tierra Santa.
LA BASÍLICA DE LA NATIVIDAD
La Basílica de la Natividad se encuentra a 10 kilómetros al sur de Jerusalén sobre la gruta donde la tradición dice que nació Jesús. El lugar donde los cristianosVENERAN el nacimiento de Jesús es una gruta de forma rectangular, de 12,50 metros de largo, 3,50 de anchura y 3 de altura, ennegrecida por el humo de las lámparas que los barbudos monjes greco-ortodoxos mantienen siempre encendidas. La Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa Griega y la Iglesia Apostólica Armenia comparten la custodia del templo, símbolo de la convivencia de diferentes creencias
Mas tú, Belén Efratá,
aunque eres la menor entre las familias de Judá,
de ti me ha de salir
aquel que ha de dominar en Israel,
y cuyos orígenes son de antigüedad,
desde los días de antaño.
NACIMIENTO DE JESÚS
El nacimiento de Jesús es relatado en la Biblia. Se produjo allí porque al ser José de la tribu mesiánica del rey David -también nacido en Belén-, debía empadronarse allí censo fiscal según las órdenes de los conquistadores romanos.
Se supone que Jesús nació hacia el año 6 o 7 a.C en una de las tantas cuevas donde se guardaban animales.
La pequeña ciudad de Belén – hoy básicamente musulmana – ha sido lugar de peregrinaje.
Los primeros en llegar fueron los Reyes Magos llegados de Oriente y más adelante, desde el Siglo IV, llegaron los cristianos.
Pero en el año 135, tras el fracaso de una revolución judía contra los romanos, el emperador Adriano construyó sobre la gruta un templo y un bosque sagrados, dedicados al dios pagano Adonis.
Santa Elena, madre del emperador Constantino (272-337) quien legalizó el cristianismo en el Imperio Romano, buscó las huellas de Jesús en Tierra Santa y ordenó levantar los primeros lugares de culto en el Santo Sepulcro y la Basílica de la Natividad.
En el sitio donde se había producido el nacimiento de Jesús, Santa Elena construyó una pequeña iglesia, en la que décadas después San Jerónimo tradujo la Biblia del griego al latín, conocida como “La Vulgata”.
El lugar estaba cubierto de árboles según San Cirilo de Jerusalén en el año 348 y San Jerónimo escribía, en el 395:
“Belén, que es ahora nuestra,… estuvo bajo la sombra de un bosque de Tammuz; es decir, de Adonis, y en la cueva donde en otro tiempo se oyeron los primeros gemidos de Dios, se lloraba al querido de Venus”.
Anteriormente, Orígenes había dicho: “
LA GRUTA DEL NACIMIENTO
En Belén, se muestra la cueva en que nació Jesús y, dentro de la cueva, el pesebre en el que fue reclinado, siendo de todos conocido, incluso las gentes ajenas a la fe; en esta cueva- se dice- nació aquel Jesús a quien admiran y adoran los cristianos”.
LAS VICISITUDES
La pequeña iglesia fue saqueada y destruida por los samaritanos, un pueblo helenizado de origen israelita que se rebeló contra los romanos en el año 529.
La actual estructura de la Basílica de la Natividad data del periodo de Justiniano en el siglo VI, y parece que sólo el techo ha sido reconstruido.
Tierra Santa fue objeto nuevamente de una invasión, esta vez de los persas en el año 614, que no la destruyeron porque vieron en ella imágenes de los Reyes Magos con atuendos típicos de su país.
También se salvó de la invasión musulmana en el año 647, porque ven en Jesús a un profeta y a María la santa que le concibió.
La Basílica no volvería a sus días de máxima grandeza hasta las cruzadas, entre los siglos XI y XII, al convertirse en el lugar preferido por los monarcas de los reinos cruzados de Jerusalén cuando eran ungidos en el trono.
En el año 1099, Tancredo fue enviado por Godofredo de Bouillón para proteger la ciudad de los ataques musulmanes.
Un año más tarde, en la noche de Navidad del 1100, fue coronado en la basílica como rey de Jerusalén Balduino I.
Los cruzados restauraron la basílica entre los años 1165-1169, sustituyendo el mosaico del pavimento por un enlosado de mármol blanco, que después fue saqueado por los turcos en el siglo XVI para colocarlo en el pavimento de una de sus mezquitas.
El año 1347 concedieron a los franciscanos la gestión de la Gruta del Nacimiento y el mantenimiento de la basílica, derecho que más tarde también adquirieron los ortodoxos griegos (1645-1669); a lo que se sumaron entre 1810 y 1829 los armenios ortodoxos; por lo tanto la propiedad se dividió entre tres comunidades: la griega ortodoxa, la armenia y la latina, mientras que los derechos y privilegios sobre la Natividad están definidos por el Acuerdo de Statu Quo de los Santos Lugares de 1852.
Un acuerdo dos años más tarde causaría una disputa entre Francia y Rusia por el control de la Basílica -regida por entonces por los grecoortodoxos- y la estrella de oro que marca el nacimiento de Jesús.
Presionado por Napoleón III, el Sultán Abdul Mejid I había retirado el control de la Basílica a la Iglesia Grecoortodoxa, cediéndosela a la Iglesia Católica y nombrando a Francia “protectora soberana de Tierra Santa”.
Dos acuerdos internacionales posteriores, el de Berlín en 1878 y de París en 1888, regularon el control de los lugares santos y por ello en la misa de Nochebuena en Belén participan los cónsules generales de España, Italia, Bélgica y Francia, custodios de Tierra Santa.
Belén ayer y hoy
Belén ayer y hoy
Pueblo en que nació Jesús
Belén es uno de los pueblos más
antiguos de
Palestina, situado 8km. al sur de
Jerusalén. Belén fue
asentamiento de
beduinos hace más de cinco mil
años. La
llamaban Éfrata (Ephrathah,
¿fructífera?).
Su nombre en hebreo BETleehem:
casa del
pan). En Belén nació Nuestro
Señor
Jesucristo, descendiente del Rey
David que
también
nació allí
.
En la
En la
Biblia, la
ciudad se
llama
Belén de
Judá, para
distinguirla de otra
localidad
homónima de la tribu de Zabulón.
Raquel,
esposa de Jacob, muere al dar a
luz a
Benjamín y es sepultada en el
camino de
Éfrata. Jacob erigió allí el
sepulcro de
Raquel que es
muy
venerado en la actualidad por los
judíos por
ser considerada como la madre
de
la nación.
Ella es
también
VENERADA
por
cristianos
y
musulmanese
el lugar
de
su tumba
sigue siendo objeto de
continuas
continuas
fricciones.
.
Jesucristo es el Salvador del mundo y el Hijo
de Dios. Él es nuestro Redentor. La Santa
Biblia nos enseña que la madre de Jesucristo
fue María, que Su padre en la tierra fue José,
que nació en Belén y creció en Nazaret, y que
trabajó como carpintero con José. Cuando
cumplió los 30 años, empezó un ministerio
de tres años durante los que enseñó, bendijo
y sanó a las personas de la Tierra Santa.
Asimismo, organizó Su Iglesia y dio a Sus
apóstoles “poder y autoridad” para ayudarle
en Su obra.
Pero, ¿qué queremos decir cuando
declaramos que Él es el Salvador del mundo?
¿El Redentor? Cada uno de estos títulos
señala la verdad de que Jesucristo es el único
camino por el que podemos volver a vivir con
nuestro Padre Celestial.
La resurrección de Jesús
Pasado el sábado, al amanecer del
primer día de la semana, María
Magdalena y la otra María fueron a
visitar el sepulcro. De pronto, se
produjo un gran temblor de tierra: el
Ángel del Señor bajó del cielo, hizo
rodar la piedra del sepulcro y se sentó
sobre ella. Su aspecto era como el de
un relámpago y sus vestiduras eran
blancas como la nieve. Al verlo, los
de espanto y
quedaron como
muertos. El Ángel dijo
a las mujeres: «No
teman, yo sé que
ustedes buscan a
Jesús, el Crucificado.
No está aquí, porque
ha resucitado
como lo había dicho.
Vengan a ver el
lugar donde estaba, y vayan en seguida
a decir a sus discípulos: «Ha
resucitado de entre los muertos, e irá
antes que ustedes a Galilea: allí lo
verán». Esto es lo que tenía que
decirles».
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